sábado, 29 de enero de 2011

"Un engaño llamado Irak" por Nínawa Daher

Cuando los noticieros mostraban un avión estrellándose en una de las torres gemelas del World Trade Center, nadie pensaba que eso sería el principio del fin. Luego, las cámaras filmaban otro avión, impactando en forma calculada y perfecta, contra la otra torre. Por último, impactos en el Pentágono y en la ciudad de Shanksville. El saldo: varios muertos, entre ellos latinos, árabes y europeos; daños materiales, conmoción y lo más nefasto: el comienzo de la mentira y la dominación.

Estados Unidos colmó todos los medios de prensa con imágenes horrendas del atentado. Hasta ahora nadie se preguntó con seriedad cómo filmaron cada explosión, cada avance de los aviones y cada choque con las Torres. Que útil que resultó a la Administración Bush que justo una persona, un turista -tal vez como dicen-, haya tomado las imágenes que recorrerían el mundo entero. Qué casualidad tan provechosa por cierto.

Las cifras de los atentados nunca pudieron coincidir. He intentado escribir aquí un número que sea real, pero buscando por doquier, nadie ha sabido decir con exactitud la cifra de muertos, y varían dependiendo la fuente de información que se escoja, lo cual lo hace poco creíble y por esa razón, decidí no anotar nada al respecto.

Pero el artículo que quiero hacerles llegar, no es referido a las Torres Gemelas. Me vi en la obligación de comentar dicho episodio porque fue el hecho que dio origen al tema en cuestión. Si desean saber más al respecto, tienen numerosísimos libros y artículos, incluso muchos de ellos negando la hipótesis de un atentado, y otros demostrando que habría sido un diabólico plan del presidente norteamericano para comenzar con su ataque a Oriente Medio.

Antecedentes

Sucedieron varios hechos antes de la invasión a Irak. Los más relevantes comienzan con un discurso del presidente Bush, el 20 de septiembre del 2001 -nueve días después de la explosión de las Torres- en donde asegura que “quitaremos el financiamiento a los terroristas y perseguiremos a todas las naciones que proporcionen ayuda o refugio al terrorismo". Para proseguir luego con una frase que dio mucho que hablar: “Todas las naciones deben tomar una decisión: o están con nosotros o están con los terroristas”. Así comenzaba George Bush con su amenaza mundial y con la instalación del término “Terrorista” asociado únicamente al grupo Al Qaeda, a los árabes, a los musulmanes y a todo aquel que se pronuncie en su contra.

A partir de ello, comienza el “Plan Bush” para capturar a los supuestos autores de las explosiones de las Torres: el 7 de octubre del 2001 ataca Afganistán, con la excusa de que allí se alojaba un tal Bin Laden (permítanme una ilustrativa aclaración para los que no lo conocen: Bin Laden es el famoso monstruo de las Tinieblas, que es invisible, se esconde en cuevas impenetrables y viaja en una nave indetectable, saltando de país en país, jugando a las escondidas con el mundo entero). El Consejo de Seguridad aprueba el ataque a Afganistán, y Bush traza un eje del mal: Irak, por poseer armas de destrucción masiva; Irán, por apoyar al terrorismo, y Corea del Norte, por poseer armas nucleares. Sus afirmaciones parecían ciertas y comprobadas. Pero frente a las quejas de varios países, y en vistas al desastre que estaba ocasionando en Afganistán, tuvo que comenzar con su disparatada teoría preventiva: “Lo hago en legítima defensa, porque allí están los culpables”, afirmaba Bush.

El año 2002 fue dedicado a Irak, cuna de la civilización mundial. EE.UU. anuncia que en ese país milenario había armas de destrucción masiva y proclama, en la Asamblea de las Naciones Unidas, el 12 de septiembre del 2002, la legitimidad de un ataque preventivo contra cualquier amenaza terrorista a Estados Unidos, anunciando que empezaría con Irak con o sin las resoluciones del Consejo de Seguridad. Así todo, el 17 de septiembre del 2002 se publica el informe sobre “Estrategia Nacional de Seguridad, o Doctrina Preventiva” es decir, prevención contra un peligro inminente, lo que consiste en atacar primero para impedir que se materialice una amenaza en el futuro. En noviembre del 2002 fueron observadores de la ONU a Irak y en febrero del 2003 se pone al descubierto que las pruebas presentadas por Estados Unidos, referidas a las armas de destrucción masivas, eran falsas. Estos informes no fueron considerados y el 20 de marzo del 2003, sin respetar lo informado por la ONU y pasando por encima al Consejo de Seguridad y al Orden Mundial, sucede lo previsto: el ataque a Irak.

El ataque y el después

Aún no puedo borrar de mis ojos la imagen de las palmeras de Bagdad, su capital, y las luces públicas alumbrando la madrugada iraquí, que será la más trágica y sangrienta de su historia. La cadena de televisión CNN se encargó de hacer del ataque, una película de guerra, y provocar a los espectadores para que no se vayan de la pantalla, multiplicando el valor de sus segundos publicitarios. Las primeras explosiones se oían desde nuestras casas, y la CNN escribía debajo de las imágenes: “Explosiones en Bagdad”. Nunca se habló de ataque, invasión ni de ocupación. Eran solamente, únicamente para ellos, explosiones.

Los espectadores mundiales estábamos pendientes de todo lo que iba sucediendo. Las autoridades norteamericanas no querían que reaccionemos en su contra, por lo que de vez en cuando salían con declaraciones sin sustento alguno. Tal es el caso de Donald Rumsfeld quien aseguraba, el 30 de marzo del 2003, que sabían donde estaban las armas de destrucción masiva (cuando los inspectores de la ONU ya habían informado que no había). El dinero invertido en este ataque superó cualquier apuesta. El 16 de abril del 2003 Bush firma una partida presupuestaria de 79.000 millones de dólares para solventar el ataque a Irak. Vale aclarar que esta partida, no fue la única ni la más grande desde la invasión. Los meses avanzaban y la gente comenzaba a repudiar el ataque. Al mismo tiempo, se intentaba mostrar en la prensa un manto de legitimidad en la invasión, argumentando sed de democracia y repudio al autoritarismo. Así es como el 16 de octubre del mismo año, la resolución 1511 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas reconoce la legitimidad del nuevo Gobierno provisional en Irak, apoyado por los Estados Unidos, y autoriza la ayuda de la ONU. El 6 de noviembre del 2003 Bush firma una nueva partida presupuestaria para financiar el esfuerzo post- bélico en el país, ascendiendo la misma a 87.000 millones de dólares y comienza a hablar de "revolución democrática mundial".

El 14 de diciembre del 2003, para finalizar el año, se da a conocer la noticia de que Saddam Husein es capturado. Aquí pretendo realizar una reflexión: ¿qué autoridad le compete a Estados Unidos para intrometerse en los asuntos de otro país, invadirlo, decidir qué es lo que desea el pueblo y arrestar al presidente? Nos habían repetido tantas veces que Saddam Husein era un dictador, que ya nadie se preguntaba si era correcta o no dicha captura e intromisión. El 28 de abril del 2004 se dan a conocer las horrendas torturas en la cárcel de Abu Grahib por miembros del ejército ocupante. Publican fotos en la prensa de iraquíes desnudos, golpeados, ensangrentados y flacos hasta la desnutrición. Se da a conocer que no les daban de comer, dejándolos morir de hambre. También mostraron cómo eran obligados a realizar distintas prácticas sexuales, abusando de ellos de manera promiscua. Lo mismo para las madres, a quienes violaban y abusaban sin límite alguno.

Así como si nada, el 7 de junio del 2004 se da a conocer una nueva resolución, la 1546 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, reconociendo la legitimidad del gobierno interino iraquí y llamando a los miembros de Naciones Unidas a apoyarlo. Me pregunto si esa Resolución tiene razón de ser frente a las innumerables violaciones a los derechos humanos que se perpetraron en Irak. Han puesto la atención en el gobierno provisional y en la democracia mientras tanto se aniquilaba a toda una población. Pero siempre hay una pequeña lucecita en este camino del terror: el 16 de septiembre del 2004, el secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, declara la guerra de Irak "ilegal". Mientras tanto, el 2 de noviembre - el día de los fieles difuntos-, extraña coincidencia, Bush gana las elecciones nuevamente.

Finaliza el 2004, un año más de sangre y comienza el 2005 con las elecciones en el desvastado Irak por primera vez desde que Sadam Husein llega al poder. El 11 de mayo Bush pide más financiación para la guerra y el 20 de mayo da la vuelta al mundo una famosa foto de Saddam Husein en paños menores, provocando su humillación mundial; esa foto fue publicada por el diario The Sun.

 El 30 de noviembre del 2004 el gobierno norteamericano lanza un libro “Victoria en Irak” en el que relata fríamente su estrategia militar y todo lo logrado luego de dos años y medio de genocidio encubierto y ocupación ilegal. Llegado el 2006, Bush pide una nueva partida millonaria: 70.000 millones de dólares. Y ya en el tercer aniversario de la invasión, hace oídos sordos a las encuestas mundiales y a la caída de su imagen en el mundo entero. Y por fin, comienzan a publicarse los primeros números reales desde la ocupación: Más de 100.000 civiles muertos, incluidos niños y mujeres; más de 2.300 jóvenes muertos; cerca de 17.000 heridos con mutilaciones corporales; 250.000.000.000.000 de dólares erogados en armas, vehículos blindados, aviones de última generación, helicópteros inteligentes, combustible, servicios de correo e Internet, equipos médicos, sueldos, consultores y en seguridad privada. Todo un negocio para algunos. Toda una tragedia para muchos.

Las violaciones a los instrumentos internacionales

La Carta de las Naciones Unidas, que está en vigencia desde el 24 de octubre de 1945, es un instrumento a analizar en este episodio. Si bien no fue respetada ni tenida en cuenta por las potencias ocupantes, resaltaré algunos artículos que servirán para reflexionar. En el artículo 2° se establecen los principios mediante los cuales procederán los miembros de las Naciones Unidas. Entre ellos, el artículo menciona la igualdad soberana de todos los miembros, el cumplimiento de buena fe de las obligaciones contraídas, el arreglo pacífico de las controversias, la abstención del uso de la fuerza contra la integridad territorial o independencia política de cualquier estado y la no intervención en asuntos internos de los estados. Haciendo un ligero análisis de estos principios, surge por sí sólo que hubo violación por parte de Estados Unidos y de los demás Estados participantes. Al respecto, el artículo 6 nos habla de ello: “Todo Miembro de las Naciones Unidas que haya violado repetidamente los Principios contenidos en esta Carta podrá ser expulsado de la Organización por la Asamblea General a recomendación del Consejo de Seguridad. “Me pregunto si EE.UU. algún día será expulsado... No lo creo. Tal vez haya que redactar nuevamente este artículo, y agregar “Con la excepción de Estados Unidos de América”. Suena hasta gracioso, ¿no? Pero es la cruda realidad".

Un órgano importante y esencial en la ONU es el Consejo de Seguridad. Según el art. 23, está compuesto por quince miembros, entre los cuales, y a título de miembro permanente, se encuentra Estados Unidos (además de la República de China, Francia, la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas, el Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte.) El Consejo de Seguridad tiene una misión y responsabilidad primordial, cual es la de mantener la paz y la seguridad internacionales, para lo cual debe proceder de acuerdo con los propósitos y principios de las Naciones Unidas. (conf. Art. 24). A su vez, los miembros de las Naciones Unidas deben aceptar y cumplir las decisiones del Consejo de Seguridad. (Art. 25). Y vuelvo a preguntar: ¿Realmente el Consejo de Seguridad mantiene la paz y la seguridad internacional? ¿O ha sido destinado a salvaguardar solamente la paz norteamericana y mantener su seguridad? ¿Hay un Consejo de Seguridad para todos los miembros? ¿Hay un Consejo de Seguridad imparcial?.

Por su parte el artículo 33 expresa “Las partes en una controversia cuya continuación sea susceptible de poner en peligro el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales tratarán de buscarle solución, ante todo, mediante la negociación, la investigación, la mediación, la conciliación, el arbitraje, el arreglo judicial, el recurso a organismos o acuerdos regionales u otros medios pacíficos de su elección”. ¿Ha habido dos partes en este suceso? ¿Ha habido una controversia?

El art. 42 de la Carta, le permite al Consejo de Seguridad optar por la acción que sea más viable a los fines de mantener o restablecer la paz y la seguridad internacionales. Pero nada se ha intentado con vehemencia para restablecer la paz en Irak. Fue el laissez-faire más diabólico de la historia internacional. El artículo 51 establece, por su parte, que “Ninguna disposición de esta Carta menoscabará el derecho inmanente de legítima defensa, individual o colectiva, en caso de ataque armado contra un Miembro de las Naciones Unidas, hasta tanto que el Consejo de Seguridad haya tomado las medidas necesarias para mantener la paz y la seguridad internacionales. Las medidas tomadas por los Miembros en ejercicio del derecho de legítima defensa serán comunicadas inmediatamente al Consejo de Seguridad, y no afectarán en manera alguna la autoridad y responsabilidad del Consejo...”

Estados Unidos no gozaba de la legítima defensa para atacar Irak. Irak no atacó Estados Unidos. Nunca pudo comprobarse que Saddam Husein haya sido el autor de las explosiones de las Torres Gemelas. Tampoco se descubrieron armas de destrucción masiva. La acción de Estados Unidos fue ilegal, arbitraria, injustificada y no amparada por ninguna norma internacional. Soy una convencida de que la existencia de normas sin valor real, debieran ser derogadas. ¿De qué nos sirve tener una Carta de las Naciones Unidas pregonando la Paz, la Hermandad entre los países miembros o los Derechos Humanos? Si total, el que quiera pasar por encima de todo ello, lo hará tan fácilmente y sin ningún freno.

Otras normas internacionales violadas en la invasión a Irak las encontramos en varias Declaraciones Universales adoptadas por la ONU. Así la Declaración Universal de Derechos Humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948, en la cual ya en el Preámbulo notamos su incumplimiento “… Considerando que los pueblos de las Naciones Unidas han reafirmado en la Carta su fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana…” Otras violaciones surgen del artículo 3°, el cual establece un derecho fundamental del hombre a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona; del artículo 4° que dice: “Nadie estará sometido a la esclavitud ni a la servidumbre…” y del artículo 5° que reza: “Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes”. Por las detenciones arbitrarias e ilegales en Irak, resalto el art. 9° que establece que “Nadie podrá ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado”. Otro instrumento internacional hecho letra muerta es la “Convención para la prevención y la sanción del delito de genocidio”, adoptada el 9 de diciembre de 1948, por la Asamblea general de la ONU.

Como dice en la primera parte, la Asamblea General de las Naciones Unidas ha declarado que “el genocidio es un delito de derecho internacional contrario al espíritu y a los fines de las Naciones Unidas y que el mundo civilizado condena”. En el art. 2 de la “Convención” se define el concepto mismo de genocidio, es decir, cualquier acción que incluya matanza o lesiones graves de miembros de un grupo nacional, étnico, racial o religioso; sometimiento intencional a condiciones que acarreen su destrucción física; medidas destinadas a impedir nuevos nacimientos, y traslado de niños por la fuerza. Todas estas acciones deben ser perpetradas con la intención de destruir, total o parcialmente a ese grupo en cuestión.

El artículo 4° de la mencionada “Convención” asegura que las personas que cometan este delito serán castigadas, se trate de gobernantes, funcionarios o gobernantes. Otro instrumento internacional que ha sido ignorado es la “Convención contra la Tortura y otros tratos o penas crueles inhumanos o degradantes” adoptada el 10 de diciembre de 1984. El concepto de Tortura lo encontramos en el artículo 1°, explicando que se entenderá así “todo acto por el cual se inflija intencionalmente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales… ” El art. 2° previene de las excusas: no se podrán alegar razones de estado de guerra o amenaza de guerra, inestabilidad política interna o cualquier otra emergencia pública, como justificación, así como tampoco la orden de un superior.

Me gustaría por último, nombrar la convención de los Derechos del Niño, adoptada por la ONU el 20 de noviembre de 1989. Con un vasto preámbulo, la Convención contempla todas formas de protección del menor de 18 años. En especial, el art. 6 establece que todo niño tiene el derecho intrínseco a la vida,y los estados partes garantizarán en la máxima medida la supervivencia y el desarrollo del niño. Resalto esta norma porque hasta el derecho más intrínseco, más natural y más primario ha sido quitado a los niños iraquíes, quienes se encuentran totalmente desprotegidos. Por su parte, el art. 37 establece que los Estados Partes velarán por que ningún niño sea sometido a torturas ni a otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes. ¿Tendrán el mismo valor humano lo niños de Irak?

Conclusiones

Es llamativa una entrevista que se le hiciera al vocero presidencial de Bush. Preguntado si le parece que la guerra es legal, respondió: "Por supuesto que la guerra es legal: ejercimos nuestro derecho de legítima defensa." "¿Defensa contra quién?", cuestionó en tono de burla una periodista, agregando ¿Nos van a decir ahora que Hussein planeaba invadir Estados Unidos?" El vocero respondió casi de memoria, "Digamos que simplemente ejercimos una teoría aceptada por el derecho internacional público: el ataque preventivo; el derecho de atacar primero a quien planea atacarnos". El colmo del colmo: Primero eran las armas de destrucción masiva, luego de que Saddam Husein participó en la explosión de las Torres Gemelas y por último, como ya no hay nada más que decir: “atacamos por prevención de que nos ataquen”. Aclaro, porque no oscurece, que la guerra preventiva o la legítima defensa preventiva no tiene cabida legal. Es una construcción normativa muy peligrosa que podría ser aplicado en contra de cualquier otro país y provocar una guerra de todos contra todos por una simple sospecha.

Las consecuencias desde el 20 de marzo del 2003 son alarmantes: malformaciones, cáncer de todo tipo, problemas psíquicos, cegueras, quemaduras de piel, mutilaciones de brazos y piernas, desnutrición, muertes por falta de agua y comida, abortos espontáneos, trastornos de conducta, depresión, suicidios, abandonos involuntarios y otros. ¿Y qué piensan los ciudadanos iraquíes? Según las investigaciones más recientes el 87 por ciento de los iraquíes desean la retirada inmediata de los invasores, pero el Gobierno de EE.UU. declara que no piensa hacerlo. (Pensé que el nuevo régimen que fueron a llevar a Irak significaba respetar los intereses del pueblo, pero tal vez Bush quiera inventar también, un nuevo concepto de democracia)

La guerra ha sido un golpe de Estado internacional. Pero hay un cierto silencio mundial, que se puede traducir en miedo de los demás países a enfrentar a la potencia norteamericana o ser cómplices en este genocidio encubierto con conceptos de democracia y liberación. Estados Unidos fue en busca de supuestas armas químicas. Los iraquíes no entendían la razón de esa visita inesperada. Recibieron a los soldados con una hospitalidad milenaria, pensando que podían ayudarlos en la búsqueda. Al herido, socorrían. Al muerto, sepultaban. Al enfermo, asistían. Dieron de comer, con lo poco que les quedaba del nefasto bloqueo norteamericano. Sonrientes, caminaban por sus calles, junto a sus hijos, y familiares. Y de repente, una nube de humo blanca quema sus pieles, las hierve y los mata en instantes. La ropa está intacta. Pero ellos calcinados. El niño solo llora y grita, nadie puede responderle. Pero luego alguien le dice: “Hijo, esto es fósforo blanco, un arma química muy potente y destructiva.” El niño le dice con lágrimas inocentes: “¿No habían venido por ellas?” Y le responden: “No, ellos la tenían. Venían a emplearlas.”

Nínawa DAHER Abogada. Conductora de programas de televisión
Artículo perteneciente a Alta Política - Primer Observatorio de las Relaciones Exteriores
Agradecimientos Fotografía a Familia Anaise

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