domingo, 6 de febrero de 2011

"La persona querible" - Texto dedicado a Nínawa Daher


Se ha escrito mucho sobre la persona amigable, poco sobre la persona querible. Es que tal vez para escribir sobre ésta se necesite, más que la teoría, el haber pasado por la experiencia del conocimiento de la persona que se hace querer. Haber sentido sus cualidades, admirar sus virtudes, querer sus afectos. Y llevar la marca de su amor en el alma, dibujada para siempre.

En la vida se nos presentan pasiones que despiertan intensos amores. Y es probable que todos los individuos seamos capaces de amar y de abrigar sentimientos igualmente cargados de hondos amores. Pero la persona querible trasciende el umbral de la generalidad. Se distingue como un ser excepcional.

En verdad, no son comunes las personas queribles. Ellas poseen un halo especial, del que se irradian luces y colores que nos impactan sin artificios, imposturas. Una cualidad que caracteriza a la persona querible es la de infundir afecto por su sencillez. Nada de falsía hay en ella, todo emana de su mirada, voz y gesto con limpia delicadeza, azul manantial.

El cielo se refleja en su rostro, transparente expresión de su alegría, tristeza o angustia. Jean-Paul Sartre ha dicho que ningún rostro es enteramente escrutable. Sin embargo, el de la persona querible no esconde secreto alguno, su pasión es explícita, su sentimiento legible. Y la razón de su querencia es que se puede confiar en sus actos, presentir su camino.

Hay sinceridad en su conducta, apertura del ser hacia lo que piensa, estima y es capaz de hacer. La sencillez que porta abrevia su manera de pensar y de sentir el mundo, la relación sin obstáculos con sus semejantes.

Instala lo querible en su modo de ser porque establece proximidad. Aquí, ante el ser amado, con la franqueza de sus deseos, la fuerza de su ternura y la claridad de sus esperanzas. Allí, con la familia y los amigos, dándose prestamente, sin querer ni pedir reciprocidad, brindándose en su amor puro, incontaminado de egoísmo, prejuicio, envidia o avaricia. Y allende, con la gente y los vínculos que la vida y la sociedad forman, entregándose con honesta humanidad. Basta con ser sus prójimos. Su humanitarismo aflora sin cesar, haciendo el bien por el bien de los otros, por su sola necesidad.

Si fuerte y claro es el sentimiento de la persona querible, su afecto no le priva de darse a los demás por el simple amor al género humano. De ahí ama a los niños y confía que ellos harán un futuro mejor, por más incertidumbre que ofrezca el presente.

Mas la inmensa sensibilidad que atesora, y fulgura en sus actos, impregna su inteligencia de razonable amor por las cosas. Así su racionalismo no es frío, lejano y cerrado a la comprensión de las debilidades humanas, a la tolerancia de los errores que cometemos porque somos falibles. Esta cualidad está arraigada y procede de otra: la humildad.

La persona querible es un ejemplo activo de la humildad. La lleva por doquier con una majestad que concita respeto y admiración. Es que ella, la humildad, fluye en su exterioridad sin ropaje alguno, tan llana y verazmente que no necesita postularse. Se presenta espontáneamente como la proyección horizontal de la personalidad.

Es querible además una persona porque es una alta montaña en la orografía humana. Llama la atención, se hace ver y resiste a la desmemoria. No se la puede olvidar. Una vez querida, amada, está ahí, habitando el recuerdo, rasgando el corazón. ¿Por qué? Porque es insustituible. Todo otro amor empequeñece ante su amor, el amor que ha logrado por ella misma vivir, soñar.

Esta persona querible es por lo tanto presencial. Está presente en el ahora del sentimiento que la quiere. Siendo así, es su irremediable futuro, por irrenunciable valor que concede a su dichosa presencia.


Texto dedicado a Nínawa Daher, una persona querible.
Texto de © Juan Andrés Cardozo | Filósofo
Correo Semanal de Ultima Hora
Agradecimientos a fotografía de Diego Crinó

7 comentarios:

Mily Ardant dijo...

Espectacular, maravilloso texto del filósofo Juan Andrés Cardozo que se corresponde exactamente con Nina, esta raza, rara, de los seres queribles. No hay muchos...

Diego Crinó dijo...

Bellísimo, es imposible no relacionar el texto con Nina! Gracias Mily!

Mily Almeyra Ardant dijo...

Nina era querible. Y amigable. Hay personas con las que uno se hace amigo enseguida, las conocés y parece que compartiste varias vidas a su lado. Siempre es un placer hablar de Nina, recordarla.
Besos!

Karla dijo...

Hola, no conozco a Nina, pero buscando el significado de querible, encontre este blog, sinceramente me sorprendio lo que lei. Muchas gracias por compartirlo que tengan un lindo dia

Karla dijo...

Hola, no conozco a Nina, pero buscando el significado de querible, encontre este blog, sinceramente me sorprendio lo que lei. Muchas gracias por compartirlo que tengan un lindo dia

Anónimo dijo...

le queriamos poner ese nombre a mi bebe. cuando fallecio Ninawa estabamos buscando nombres para ese bebe que venia en camino, lo escuchamos y casi sin pensarlo dijimos es ese nombre, con personalidad y viendola a ella ya estabamos convencidos, pero ese bebe es varon y hoy se llama Valentino pero cuando tengamos una nena se va a llamar Ninawa, lo elegimos el dia de su partida y hasta el dia de hoy estamos convecidos que va a ser asi.

Amigos de Nínawa dijo...

¡¡Qué hermoso tu comentario sobre ponerle el nombre Nínawa a tu próxima bebita!! Nos encantó tu mensaje y nos emocionó mucho, ya que nosotros adorábamos a Nina. Somos sus admiradores y su partida nos dejó muy solos. Quizá con ese maravilloso gesto tuyo, se la siga recordando. Besos y ojalá muy pronto nos cuentes que ha nacido ya, tu hermosa Nínawa.

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