Ojalá todas las mujeres vivan hoy y todos los días, un hermoso
día.Compartimos una nota escrita por Nínawa en el año 2009 donde
resume…La mujer libanesa mezcla de ángel y capitana, perfecta muestra
del cedro fuerte que crece a pesar de las adversidades, y el agua del
Mediterráneo, que se adapta al viento que sopla en su orilla.
La mujer libanesa tiene una mezcla de ángel y
capitana. Por un lado protege al hombre y a sus hijos y por el otro
comanda la mejor nave fenicia, que es su familia.
Así es la mujer
libanesa: femenina, dulce, comprensiva, sumisa. Pero también, de gran
carácter, inteligente, trabajadora, activa y luchadora. Una mezcla
perfecta que reluce según las circunstancias. La mujer de los cedros
nevados sabe de oportunidades. Cuando el marido le pide algo, ella lo
hace. Cuando le sugiere algo, lo agradece. Cuando se enoja con ella,
sabe pedir perdón. Cuando su esposo la necesita, ella siempre está. Pero
también, cuando el marido se equivoca, encuentra el modo perfecto para
hacérselo saber sin que él se sienta disminuido. ¡Cuánto equilibrio que
hay que hacer para ser una mujer libanesa! Un malabarista sabrá de qué
hablamos, pero no tanto. Porque el equilibrio que necesita toda mujer
del Líbano, es espiritual y proviene del alma. De un alma madura,
conciente y práctica a la vez que muy sentimental. A un hombre libanés
nunca lo hará sentir inferior ni errado. Siempre tendrá mucha atención
en alabarlo en los momentos de mayor crisis y en llamarle la atención
cuando la calma de la oportunidad lo permita.
Pero la mujer
libanesa no se completa sin los hijos. Una dama de los cedros siempre
buscará formar una familia y nunca dejará de inculcar los valores, las
tradiciones, la religión y las buenas costumbres. Para una familia
libanesa, la educación será lo primero y quien estará siempre con los
niños será la madre, la capitana, la que conducirá el barco con la mayor
suavidad pero con la suficiente firmeza para que no pierda el rumbo.
“¿Cuántos
hijos tendremos?” Se preguntará el hombre, a lo que ella responderá:
“Los que Dios disponga”. La palabra Dios estará siempre presente en sus
respuestas, porque ante todo, la mujer libanesa es una persona de Fe.
Nacerá
el primer hijo, le colocarán un nombre decidido por el hombre pero a
sugerencia de la mujer, y comenzará a desarrollarse un fuerte vínculo
entre ella y el niño. El padre participará tímidamente en los primeros
meses para luego aprender, con la fundamental ayuda de la mujer, a crear
el mejor de los vínculos con su hijo.
La mujer del mar
Mediterráneo tiene la gran responsabilidad de lograr una armonía en el
hogar. Sólo ella puede provocarla. Si una familia parte de la base de
una madre egoísta, solitaria, nerviosa y angustiada, el futuro que le
depara a sus integrantes no será muy auspicioso. La mujer es la base de
la entrega del amor. Ella y sólo ella, podrá calmar a un marido enojado,
o a un niño llorando. Y lograr que en el hogar reine siempre un clima
amigable y alegre.
Pero luego de formar una familia, la mujer del
país de las cuatro estaciones, seguirá coqueta y elegante. Nunca una
mujer libanesa dejará de lado su estética, ni al levantarse, ni al
acostarse. Cuidará su cabello e irá a la peluquería todos los días.
Pintará sus uñas con diseños exclusivos y variados colores. Se
maquillará con colores finos pero combinables y se vestirá sexy y
elegante, para deslumbrar a la única persona que tiene en mente: su
marido.
Así es la mujer libanesa, una mezcla perfecta entre el
cedro fuerte que crece a pesar de las adversidades, y el agua del
Mediterráneo, que se amolda a los vientos que soplan en su orilla.
Nínawa Daher
*Nínawa
Daher es argentino – libanesa. Abogada y periodista, conduce el
programa “Desde el Aljibe” que se emite por Canal 7 Argentina y es
Analista Int
ernacional en C5N (Canal 5 Noticias).
Nota presentada a los medios para el día de la mujer en el año 2009
Agradecimientos a Fundación Nínawa Daher
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