¿Está enchufa’o?
Hermana mía,
Te extraño. Todos te extrañamos. Nos has dejado repentinamente, sin previo aviso. Estamos perplejos, obligados a transitar por un camino inesperado, difícil, lleno de oscuridad.
¿Por qué? ¿Para qué?! Estamos llenos de preguntas que no encuentran respuesta.
Nos vemos forzados a seguir, tenemos demasiado apego a la vida, como tenías vos. Pero a veces nos da ganas de seguirte. Ahora. No tener que esperar a que algún día nos reencontremos, si es que algún día te volvemos a ver.
Me gustaría compartir con vos este dolor que nos inunda, que parece crecer cada día más, que nos ahoga y nos deja rendidos al final de cada día por no haberte recuperado.
La mente crea hermosas ilusiones y por un segundo nos hace creer que seguís viva, que todo esto es una farsa, una broma pesada.
En mis sueños aparecés como si nada hubiese ocurrido. Me mirás de cerca con una sonrisa gigante. ¿Me pedís que sonría? Te juro que lo intento cada día, pero no me sale. Dame tiempo.
Hermanita, ¿qué travesura hiciste esta vez? ¿Tengo que enojarme con vos y retarte? ¿O acaso me estás enseñando algo? Se siente así, pero no estoy segura.
A lo largo de tu vida te he visto cambiar los corazones de la gente. En cada uno has dejado una enseñanza. Y me sigo enterando de la cantidad de personas que encontraron paz y amor en tus consejos y en tu sonrisa. ¿Era esa tu misión en la tierra? ¿Viniste para cambiarnos? ¿Sos el ángel que siempre creíste ser?
Fuiste siempre mi conciencia. Lo que no quería ver, me lo mostrabas. Lo que no quería oír, me lo decías. Ahora ya no te veo con estos ojos humanos, pero escucho tu voz marcarme a diario el camino. Ahora sos parte de mí. Tu voz es mi voz, tus ojos son mis ojos. Me he vuelto más sabia y es gracias a vos.
Nuestras vidas no serán lo mismo a partir de ahora. Papá y mamá están devastados, Nuni. Y yo me vuelvo fuerte cuando estoy con ellos, pero cuando estoy sola es desesperante. Supongo que es muy pronto para vislumbrar tu enseñanza. Una lección que jamás imaginamos. Nos resistimos a aprender. No queremos ver la luz que se esconde en esta oscuridad. Ayudanos a verla. Vení a visitarnos en nuestros sueños y danos ánimo para seguir.
¿Te arrancaron de esta vida o decidiste marcharte?
Tengo tantas preguntas… Toda tu vida fue una lucha entre el amor en la tierra y el amor en el cielo. ¿Estás donde siempre quisiste estar? Cuando a último momento te decidiste por el amor en la tierra, ¿se puso celoso Dios y te llevó con él? ¿O es que ya habías aprendido lo que viniste a aprender? ¿O es esta una tragedia sin sentido, sin pies ni cabeza?
Ay, hermana mía… qué nos dejaste… qué destino es éste que te tocó vivir…
Algunos dicen que estás en un mejor lugar, rodeada de las flores más bellas, donde no existe maldad ni impureza.
Yo siento que la energía que eras ahora se unió a una energía mayor, que está en todas partes. Y espero tus milagros, sus revelaciones. Y comienzo a ver el efecto expansivo de tu paso por la tierra. Lo que dejaste en los hombres. Traspasaste la pantalla, tocaste corazones. Seguís modificándonos.
Te prometo que poco a poco iré dejando pasar la luz. La naturaleza es mi único consuelo ahora. Ver los pájaros, abrazar los árboles y pisar descalza el pasto verde, respirar las flores, ensanchar mi pecho a pesar del dolor, recibir la energía y el calor del sol, saludar perritos y ver en sus ojos la verdad que se esconde en esas miradas tiernas y absolutamente auténticas. Y en la naturaleza, descansar. Aquietar la mente que no me da respuestas. Respirar. Dejar que la energía entre en mi cuerpo porque ella quiere. Entregarme a la energía, a la vida. Sólo en esos instantes podré recuperarme. Todo lo otro será accesorio.
Gracias hermanita por haberme acompañado hasta acá físicamente. Gracias por tus consejos y por tu mirada alerta que siempre buscó mi felicidad. Gracias por preocuparte tanto por nosotros y por sacrificarte en ocasiones para darnos felicidad. Gracias por tu espíritu de búsqueda insaciable, por tus ansias de saber. Gracias por confiar en nosotros, por permitirnos ser tu familia. Gracias por no bajar los brazos. Gracias por tu FE.
Y gracias por tu valentía, por dar un paso al frente y marcarme el camino de la vida.
Me ganaste de mano esta vez, pero si alguna vez nos reencontramos, no te salvarás de la “patada de San Martín”. Esta vez va en serio.
Te amo hermana mía, espero volver a ver tu luz en algún hijo. Esta vez sí que apagaste la luz, eh? Como cuando en casa te levantabas de cenar y nos dejabas a oscuras traviesamente…
Ahora espero que de semejante penumbra surja el brillo más maravilloso que jamás hayamos visto. Que se haga realidad tu eterno deseo de mejorar el mundo, cambiar los corazones de la gente, abrir nuestras alas y esparcir el amor universal en cada sonrisa… Nuni, parece que ya lo empezaste a lograr!
¡Que seas muy feliz, estés donde estés!
Gracias por haber sido mi hermana en la tierra.
Sumi
© Sumaia Daher 2011
Queremos agradecer muy especialmente a Sumaia Daher por permitirnos publicar esta carta dirigida a su hermana, leída por ella en ocasión del Homenaje a Nínawa, realizado por su familia el domingo 27 de febrero de 2011 en la Catedral San Marón de la Ciudad de Buenos Aires.
© Fotografía Lucila Bodelón - Álbum "Secret" de Sumaia O
1 comentario:
Superbe!! No hay muchas palabras para apreciar algo hermoso. Sólo leerlo, haberlo escuchado en la voz de Sumaia, disfrutarlo.
Nina ES y SERÁ por SIEMPRE !!!
Agradezco a Dios haber podido conocer a su familia!!!
Gracias Sumaia!
Mily
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